Ya estamos en la base Borneo, ahora a más de 200 kilómetros del Polo Norte
, la fuerte deriva también la ha desplazado mucho. A las tres horas nos recoge el avión Antonov, que aterriza ante nosotros con un estrepitoso ruido y frena en los apenas 500 metros que tiene la pista de aterrizaje sobre el hielo del océano ártico. Nos han recogido antes de lo previsto porque las grietas están ya en las cercanías de la base. La están desmontando a toda prisa. El día 29 de este mes de abril, ya no quedará nadie, el peligro de ruptura del hielo es inminente. Ellos lo tienen claro, la banquisa ártica se esta destruyendo a mayor velocidad de lo que se creía y son conscientes de que dentro de menos de 10 años, en el verano ártico no quedará casi hielo.
Se nos avecina, por el cambio climático, un desastre de consecuencias imprevisibles. Y nosotros lo hemos vivido “in situ”. Cada vez hay menos hielo, por lo que el sol se refleja menos en la superficie helada, que no absorbe calor. Sin embargo, aumenta la superficie de agua, que sí absorbe la luz solar y por tanto su calor, con lo que se funde más cantidad de hielo. Es como un bucle sin retorno aparente. Si sumamos a este fenómeno de autodestrucción, que al estar el petróleo cada vez más caro, empieza a ser rentable la explotación del 25% de las reservas de gas y petróleo que hay en el fondo marino del Ártico, podéis imaginaros el aumento de emisiones de gases nocivos a la atmósfera. Volverá a aumentar la temperatura global y el efecto bucle será aún mayor. Si esto ocurre, nadie sabe qué catástrofe ocurrirá pero será, sin duda, muy grave.
Ahora, día 26 de abril, estoy en las islas Svalvard
. Ayer alquilamos unas motos de nieve (único medio de transporte aquí) y recorrimos 250 kilómetros por la costa este en busca del oso polar. No tuvimos suerte, a pesar de que estas islas las habitan el doble de osos que de humanos. Pero disfrutamos de lo lindo cruzando glaciares, pasos de montaña y viendo paisajes de increíble belleza. Es un lugar muy hostil, el clima es tan riguroso que no hay árboles, el suelo está congelado todo el año. Como anécdota os diré que se nos estropeó una moto de nieve en mitad del mar a 150 kilómetros de la ciudad, por lo que tendrán que sacarla en helicóptero. Menos mal que lo cubre el seguro...
Ahora estoy haciendo la mochila para regresar a España. En apenas 15 días Emilio y yo partiremos hacia Ecuador, donde escalaremos un esquivo volcán con gran actividad que se encuentra en un apartado lugar en la selva, alcanzando los 5.700 metros de altura. Resultará duro, es la época de lluvias y hay muchos metros de desnivel a salvar. Si conseguimos escalar este volcán llamado Shangay, intentaremos ascender el Chimborazo, otro volcán de casi 6.400 metros con un gigantesco glaciar que, a pesar de ser más alto, no reviste tantas dificultadas como el Shangay. Será una expedición muy atractiva que podréis seguir en directo, como siempre, y luego en Cuatro en el programa Desafío Extremo de la próxima temporada.
Desde estas líneas también agradecer a RMD y a turismocastillayleon.com, su imprescindible colaboración a la hora de conseguir estos fantásticos programas de Cuatro.
¡Amigos, os espero en apenas 15 días! ¡No me falléis!
Jesús Calleja desde el Ártico