Brutal amigos, hemos conseguido el objetivo, el Desafío que nos ha traído hasta aquí. Estamos a unos 240 metros de profundidad dentro del cráter de Bembow y, a su vez, dentro de otro mini cráter donde hemos visto por muy poco tiempo el lago de lava más activo del planeta. Reconozco que los gases de las nubes azules que emanan sin cesar de este lago de lava eran tan apestosos y venenosos que nos dificultaron mucho la contemplación, en toda su belleza, de este fenómeno de la naturaleza tan brutal.
Pero llegamos hasta allí, vimos el interior de la Tierra, la escuchamos con sus violentas explosiones que dejaban la huella en los temblores que nos hacían movernos de la atalaya natural en la que estábamos, una terraza colgada a 100 metros de altura de paredes verticales de magma solidificado y, en el fondo, ¡ríos de lava que bullen y explotan arrojando a decenas de metros material incandescente! Pero sobre todo nos impresiona el fortísimo ruido que hace la lava, un sonido que no se parece a nada que haya escuchado antes. Es imponente, grave, rotundo, atemorizante.
Estoy aturdido de tantas emociones, de ver algo que nunca jama pensé que pudiera ver. Estoy viendo la Tierra por dentro, y su energía nos contagia a todos, se nos olvida que los filtros ya están más que saturados, que llevamos más de una hora en el interior del cráter, y todavía nos queda la salida. ¡¡Qué locura y qué belleza a la vez!! Estamos locos de atar y sin duda ahora comprendemos a John y su locura. El volcán nos tiene atrapados y no encontramos la hora de regresar.
Estoy mareando, me adormezco, y pierdo el equilibrio, tengo una clara ataxia (pérdida de equilibrio y dificultad para caminar). Mi cerebro y pulmones están al límite. Me mareo y tengo que tumbarme a lo largo pues pienso que me estoy yendo… Le digo a Emilio que hay que retroceder, regresar, estoy muriéndome poco a poco y esto, por duro que parezca, es así. Ahí abajo uno se muere sin más, la cuestión es cuánto durarás…
Emilio esta absorto filmando la lava, los gases y la terraza natural que nos ofrece las vistas más aterradoras de nuestras vidas, pero también de las más hermosas… Vemos el planeta por dentro, con toda su furia…
El intenso calor que desprende la lava, los gases extremadamente tóxicos que suelta este revoltijo de magma, no hacen mella en la determinación con la que seguimos estáticos, mirando al fondo de la Tierra. No somos conscientes de que hay que salir ¡ya!
John empieza a mostrar los mismos síntomas que yo. Está como hinchado y es el que decide, por fin, poner las cosas en su sitio. Estamos embriagados, tal vez por el efecto del veneno, pero John reacciona nos arenga a regresar. Protestamos, decimos que queremos un poco más de esa visión única, pero no, John nos agarra por el brazo y tira de nosotros. Emilio se resiste, quiere seguir filmando, pero ya no es posible, nos estamos muriendo poco a poco…
Por fin nos ponemos en marcha y me quejo a Emilio de que tengo serias dificultades para mantener el equilibrio. Me voy agarrando a rocas de aristas puntiagudas. Me detengo a coger aire, pero, ¿qué aire? No, tengo que seguir, sin parar…