Crónica de mis temores II
Hola amigos:
Sigo desafiando los malos augurios y hoy, no sólo he terminado la cuarta etapa sino que además he subido en la clasificación. He pasado del puesto 69 al 59. ¡Diez puestos como diez soles! Además, hemos recorrido en bucle 358 kilómetros en la especial, sin contar los kilómetros de más que hemos hecho: nos hemos perdido...
Rodeamos el Oasis de Siwa, un lugar paradisíaco que está a tan solo a 83 km de Libia. Las dunas eran onduladas y, al no haber excesivos peligros, las disfrutamos mucho. Aunque también hubo zonas peligrosas de dunas cortadas.
Lo mejor del día fue poder conocer el Oasis de Siwa, un vergel legendario en mitad del desierto en el que dicen que invernaba Cleopatra y que parece estancado en el tiempo.
Es Ramadán, y a las seis de la tarde la actividad se paralizaba al grito del Mohaecín para comer y beber por primera vez en su larga jornada de ayuno. Unos policías de lo más hospitalario nos invitaron a cenar con ellos y me comí un plato de arroz con especias delicioso. Durante un rato magnífico conseguí evadirme del estruendo y el estrés del campamento del Rally, un circo de ruidos y luces completamente ajeno a la vida de este remoto lugar y sus habitantes, que nos ven pasar como si fuéramos seres absurdos llegados de otro planeta.
Bueno amigos, espero que me siga acompañando la buena suerte y consiga terminar esta carrera. Hoy estoy animado; he sentido, por vez primera, que la hazaña no es imposible. Estad atentos a la web de Cuatro para saber si finalmente consigo este Desafío Extremo.
Rally de los Faraones. 3 de octubre de 2007