Hola amigos, por fin otra vez en acción. Ya tenía ganas. Me paso la vida contando los días para empezar una nueva aventura. Ésta va a ser realmente espectacular: escalar en la cordillera Darwin, en plena Tierra de Fuego, y –sin retornar a casa y sin casi descanso- empalmaré con otra increíble expedición: en un pequeño velero viajaré desde Ushuaia, en la punta sur de Argentina, hasta la Antártida.
En la cordillera Darwin, mi hermano Kike, Emilio –cámara y amigo- y tres amigos argentinos intentaremos escalar el monte Caledonia, en lo que sería la primera repetición mundial a dicha montaña.
Esta montaña se escaló en el año 2000 por primera vez, y en 2003 un grupo de españoles, entre los que yo me encontraba, intentamos la repetición, pero no fue posible por la dureza de las condiciones climáticas y lo remoto del lugar. De nuevo quiero intentarlo. Ésta vez nos acompañan, como he dicho, tres amigos argentinos y, sobre todo, mi amigo Luis Turi, que fue el primero en escalarla junto a su chica. Desde entonces nadie más ha pisado su cima.
La cordillera Darwin es de las menos conocidas del planeta. Apenas se ha escalado el 1% de sus montañas. Está situada en la parte sur de la Patagonia, en el cono dónd e converge Chile y Argentina. Muy cerca se encuentra el cabo de Hornos, y por una de sus vertientes cruza el canal de Beagle. Es un lugar tan inhóspito que no hay accesos ni por mar ni por tierra. No hay carreteras. Es simplemente un gran macizo montañoso de pared
es verticales de nieve y hielo, con campos de hielo gigantes del que apenas se conoce nada. Casi todo está por explorar. La situación geográfica es de aislamiento natural por accidentes geográficos como los ríos o el propio mar, que hace que el sólo hecho de acercarte a las montañas sea muy difícil y costoso, teniendo que organizar una verdadera expedición en toda regla como si estuviéramos en el Himalaya (con la diferencia de que aquí no hay pueblos, ni serpas y, sin embargo, las condiciones climáticas son tan radicales que es casi imposible encontrar a lo largo del año un solo día de buen tiempo).
Lo más llamativo es el fortísimo viento que sopla sin descanso, con repentinas tormentas que proceden directamente de la Antártida. Además, las montañas son técnicas y muy verticales, con valles alpinos cargados de nieve y hielo durante los 365 días del año. Para acceder a las altas montañas hay que alquilar un velero que te deje en alguna de las bahías naturales. Luego aproximarte por túrbales inundados de agua por toas partes. Otros inconvenientes son los agresivos mosquitos que pueblan en estas fechas las zonas pantanosas y el caminar por bosques primarios de una arboleda tan tupida que, en ocasiones, hay que hacer verdaderos rodeos para poder avanzar y llegar a la zona de los glaciares, dónde verdaderamente es un laberinto encontrar un itinerario más o menos seguro.
Esto es lo que nos espera hasta alcanzar el monte Caledonia: frío, viento, tormentas antárticas, mosquitos, túrbales, agua y, sobre todo, nieve y hielo perpetuo por todas partes.