Llegados al final de este glaciar, justo en la base de otro pico llamado Alexandra, que también sobrepasa los 5.000 metros, nos metemos en la escarpada roca y descendemos hasta alcanzar la cuenca del segundo glaciar.
Para llegar hay que instalar cuerdas y rapelar en vertical y después las dos escaleras unidas, que están literalmente colgadas del abismo, ya os dije que por causa del cambio climático y por consiguiente la recesión de los glaciares, estos merman y hay que hacer estas maniobras tan complicadas para alcanzar el glaciar.
Nada más llegar al segundo glaciar lo hacemos sobre una inclinación de 50º, y el hielo es peligrosísimo, es hielo vivo, el peor para los crampones (pinchos de acero templado que se instalan en las botas). Aquí nos encordamos y empezamos a escalar sobre el durísimo hielo. Los dos piolets y crampones casi no entran de la dureza del hielo, y al golpear con los piolets estos rebotan.
En esta zona el hielo vivo es producto una vez más del cambio climático, pues hace mucho tiempo que no cae nieve, y está saliendo el hielo milenario, que se acumuló durante miles de años, que es compacto como la roca. Es una odisea intentar clavar los crampones y piolets. Además, este glaciar de fuerte inclinación está lleno de grietas por todos lados, es como bien decían un gigantesco campo de minas, donde tienes que hacer cálculos de por dónde pasar para que no te engulla alguna. Aquí perdemos la mitad del día sorteando grietas, asegurando la cordada con tornillos de hielo, reuniones con piolets, etc... Es un glaciar muy expuesto, por su fuerte inclinación y estar siempre vigilante a las posibles avalanchas de hielo y rocas que habitualmente caen.
Por fin alcanzamos el collado que separa los dos picos: el Alexandra y el Margarita. Dezi va muy justo, la altura y la falta del 50 % de aire le pasan factura, y los demás estamos muy cansados, pero quizás estamos más acostumbrados a las alturas extremas, y esto nos ayuda a tener las ideas más claras.
Al llegar a la base de la pirámide final que es el pico Margarita, nos encontramos con el problema: desde España habíamos trazado nuestra escalada por la ruta normal, que ya de por si es técnica y expuesta, pero nos damos cuenta, como nos decían, que ya no es factible por la enorme grieta que se ha abierto, así que nos decidimos por la arista opuesta.
Lo que no nos gusta es la cantidad de hielo colgando que tenemos encima, es brutal, las viseras de seracs tienen hasta quince metros de largo, y esa masa de cientos de toneladas de hielo nos amenaza con venírsenos encima.Con decisión cruzamos esta ladera de nieve inclinada con la amenaza de los seracs. Como decía ni hablábamos del miedo que daba. Conseguimos llegar a la otra cara de esta pirámide, justo la opuesta a por dónde tendríamos que ir. Aquí nos encontramos con un muro casi vertical de roca, que escalamos con la ayuda de cuerdas y el puño yumar. Llegamos a un pequeño rellano, nos quitamos los crampones, y escalamos los últimos 80 metros agarrándonos firmemente a la roca, y por fin…
¡CIMA¡, estamos en la esquiva y poco escalada cima del Pico Margarita a 15 kilómetros del Ecuador, y con sus 5.109 metros de altura. Este punto es la divisoria fronteriza entre Uganda y el Congo. Felices lo celebramos, nos abrazamos, lo filmamos, lo fotografiamos, y nos pusimos a descender lo más deprisa posible, pues la niebla ya lo cubría todo, sólo esperábamos que no espesara más de la cuenta, pues sería muy difícil encontrar el camino de regreso, aunque llevábamos nuestro GPS Garmin que todo lo sabe y siempre nos da una seguridad extra.
La bajada la hicimos sin contratiempos pero con el corazón en un puño, regresamos al campamento Elena, descansamos una hora y después descendimos durante tres horas hasta otro campamento para estar más cómodos y descansar a menor altitud.
Ahora estamos a 4.000 metros de altura a pocos minutos de que empiece el partido Paraguay-España. Han sido 11 horas de escalada y regreso, pero no nos impide a pesar de la risa de nuestros amigos porteadores empezar a cantar con toda la energía del mundo: ¡España¡. ¡España¡, campeoooones, campeoooones, ohe, ohe ohe¡
Esta será la ultima crónica, por delante nos espera unos cuantos días de retorno, pero la aventura mereció la pena, y el Desafío conseguido, sólo falta que España, gane y estamos seguros que lo hará.¡Ale Villa¡, a por ellos. ¡Podemos¡ ¡España¡, ¡España¡. Campeoooones, campeoooones, ohe, ohe, ohe…
Jesús Calleja desde las “montañas de la Luna” como hace cientos de años los moradores de esta zona siempre las han llamado.
Próximamente nos vemos en otra emocionante aventura. ¡Adiós amigos¡
Podéis seguir nuestro avance en la expedición en tiempo real con el nuevo sistema de posicionamiento GPS. Está disponible en mi pagina web: www.jesuscalleja.es y en la de Cuatro TV: www.cuatro.com