Buceo bajo el casquete Polar (1 de 2)
Hola amigos, otra vez de aventuras. Esta vez he viajado hasta el Ártico canadiense para bucear. Ha sido un largo viaje, especialmente la segunda parte del trayecto.
El vuelo desde Madrid a Toronto, y después a Ottawa. Hasta ahí bien; el típico viaje largo transatlántico. Pero amigos, la segunda parte ha sido eterna. Hay que volar en pequeños aviones, en ocasiones no más de 8 personas desde Ottawa a un lugar llamado Pond Inlet. Este lugar se encuentra a más de tres mil kilómetros de Ottawa, y a tan sólo 1.500 Km. del Polo Norte. Está claro que este año no salgo de los lugares extremadamente fríos. Desde Enero de este año 2009, he pasado por la cordillera Darwin, La Antártida, Groelandia, y ahora de nuevo en el casquete polar, en Canadá. Esta vez será diferente lo que me espera en el Ártico. Voy a bucear debajo de los hielos árticos en busca de uno de los animales mas desconocidos que habitan estos mares helados.
Como os decía, no sé cuántas horas nos llevó -más bien días- pero llegamos a este extraño lugar que da la sensación de ser artificial. Un asentamiento que no “pega” con el espectacular entorno. El mar esta completamente helado y todo el entorno nevado. Únicamente el pueblo está libre de nieve, y las gentes que lo habitan principalmente son cazadores que tienen un cupo de caza anual considerándolos los últimos sobrevivientes. Son esquimales Inuit y cada vez quedan menos. Esta es la ciudad más grande de las cuatro grandes que quedan por encima de la latitud de 72º. Tiene 1.300 habitantes y descendiendo. Más al norte están las ciudades de Arctic Bay y Resolute Bay, con sólo 120 habitantes.
Ahora tenemos 24 horas de sol y hace una temperatura agradable para ser el Ártico: no menos de -10ºC. En invierno se pueden alcanzar en ocasiones los -50ºC como nos aseguran los Inuits. Me pregunto qué harán estos habitantes tan aislados durante todo el año, especialmente en invierno donde durante seis meses no hay sol, y donde ni tan siquiera hay carreteras. Están totalmente aislados. ¿Y la gente joven?, qué hacen, dónde ligan, cuáles son sus aficiones... ¡Qué diferente es la vida en el Ártico!
Aquí nos espera Thomas, que es nuestro contacto. Trabaja en una empresa que se dedica a expediciones árticas. Thomas nos dice que no podremos llegar a donde queríamos: el Estrecho de Lancaster, porque este año hay más hielo de lo normal y está cerrado. A cambio, nos dirigiremos al lado contrario, donde suelen cazar los Inuits. A este lugar nunca dejan ir a exploradores o científicos. Es su zona de caza y nadie quiere que les moleste. Además están muy sensibilizados con los problemas que les ha traído alguna mala prensa sobre reportajes de la caza de ballenas, narvales u osos polares. Ellos tienen otra lectura, y supongo que es bueno escuchar sus problemas y quejas, pues también tienen sus razones, aunque no siempre nos guste escucharlas.
Para nosotros matar una ballena o un narval es algo atroz, pero para ellos que son pocos habitantes, es su modo de vida. Si no lo hicieran simplemente esta raza, estos pueblos, desaparecerían, y con ellos toda su rica cultura. Nosotros queremos entender ambas partes de la cuestión, y lo mejor es permanecer imparciales y observar. Supongo que cada uno hará al final su juicio.
Aquí estamos como siempre Emilio Valdés, que es mi cámara, y nos acompañan los expertos en buceo extremo María March, Oscar y Fernando. Por delante, la gran oportunidad de conocer de cerca de estos esquimales y sobre todo sus zonas de caza. Gracias a nuestro amigo canadiense Thomas que hemos tenido la fortuna de conseguir uno de esos raros permisos para rodar este reportaje en sus auténticas zonas de caza. Para ello, Thomas se reunió con los líderes locales y nos autorizaron a viajar a este increíble lugar.