Tras indagar, conocer los riesgos y una evaluación, Meritxell probaba la Ayahuasca que definía como “una de las drogas psicodélicas más potente del mundo”. No está tratada químicamente sino que es un brebaje hecho a base de plantas que crecen en el Amazonas. Tras viajar a Perú y ver sus efectos, regresaba a Madrid y visitaba un retiro donde también se toma Ayahuasca. Tras una evaluación, la reportera se atrevía a probarla. La describía como una gelatina amarga con sabor “a medicina” y transmitía sus sensaciones: Veía luces de colores, sufría altibajos, sentía mareos y le surgían las dudas.