Con horarios maratonianos y casi sin descansar, Adela trabaja junto a Enjy en su bazar. El chico, de 25 años, ha estudiado y se ha sacado una carrera aquí. En el bazar trabajan tres españoles y diez chinos y estos últimos no conocen el idioma pero sí el nombre de los productos que venden y dónde están situados en la tienda. “Normalmente los chinos que saben español tienen su propio negocio” cuenta Enjy que en estos momentos trabaja en un bazar porque “es muy cómodo trabajar para otros”.