Adela encuentra trabajo limpiando camiones y se aloja en un piso patera, en la nueva entrega de '21 días buscando trabajo fuera de España'.
Adela Úcar ha experimentado en primera persona lo que se siente al buscar trabajo fuera de España. Y como no es lo mismo contarlo que vivirlo, la periodista se ha trasladado a Oslo, destino elegido por muchos españoles por su alto poder adquisitivo y sus bajas cifras de desempleo, un 3% de la población activa.
Nada más llegar a Oslo, Adela acude a la oficina de empleo, donde orientan a los inmigrantes que llegan al país noruego sobre las posibilidades que tienen para conseguir un trabajo en función de su currículum vitae, aunque habla inglés, alemán y francés, no lo tendrá muy fácil porque no domina el noruego.
La reportera se lanza a la calle en busca de empleo y después de recibir varias negativas en varios establecimientos como en una tienda de souvenirs e incluso en un restaurante español, por no dominar el noruego, lo único que consigue es realizar una prueba para una empresa limpiando camiones y recogiendo basura en un polígono industrial.
Además, alquila una cama en un piso patera para pasar la noche, pero al llegar de trabajar descubre que la puerta de la habitación ha sido forzada y que en su interior hay un traficante de droga y un toxicómano, circunstancia que la obliga a dejar el cuarto del piso patera y buscar otro lugar donde dormir.
Durante su estancia en la capital noruega, Adela conoce a varios inmigrantes españoles que están intentando labrarse un futuro en el país nórdico. Pero en su intento, encuentran multitud de trabas. Como es el caso de Rocío, una española que decidió trasladarse a Oslo con familia porque en España no tenían trabajo. Ahora sobreviven en un apartamento de 30 metros cuadrados que pagan gracias al sueldo de José, que trabaja limpiando 16 horas al día sin librar los fines de semana.
"Esta crisis nos ha despertado a todos de un sueño en el que pensábamos que lo teníamos todo. Y gente como Rocío ha salido huyendo de una España que no encontraba salidas. Al llegar aquí no les ha quedado más remedio que aceptar con humildad que aquí en Noruega no somos los mismos que en España, es que en 4 horas de vuelo pasas de ser un ciudadano de pleno derecho, a ser y sentirte inmigrante. A todos los españoles con los que he estado les queda mucho hasta que recuperen la vida y los sueños que hasta hace poco creían firmes y lo que puede que tarde en llegar es la confianza que han perdido en España", relata Adela.