La mirada de Meritxell es muy distinta a la que estamos acostumbrados a ver en las noticias, con ella no se apaga la cámara tras cubrir la noticia, sino que el equipo de 21 días sigue grabando cuando llegan las embarcaciones, cuando se pisa la orilla y cuando se sigue un largo trayecto lleno de dificultades para llegar a Alemania. Estamos acostumbrados a evaluar en cifras el drama que está viviendo Europa en estos momentos, pero la tragedia la sufren cada una de las personas afectadas, y cada uno de los voluntarios y periodistas que están en la zona son testigos las 24 horas.
En este reportaje, Meritxell convivirá con cooperantes españoles que se han desplazado hasta allí para asistir a los refugiados que llegan huyendo de sus países. Ellos son las primeras caras que ven cuando pisan tierra firme, “como mínimo, ya que Europa les está tratando tan mal, nosotros les recibimos con un abrazo” cuenta Nuria, una de las voluntarias. Cuando las cosas se complican en alta mar, la ONG Proactiva acude al rescate. Las barcas que cruzan el Egeo procedentes de Turquía lo hacen en condiciones lamentables, y a veces eso les cuesta la vida. Aún así, los propios refugiados pinchan las embarcaciones sólo para asegurarse de que no les envían de vuelta a Turquía.
Objetivo: cruzar la frontera
La ruta hacia Alemania comienza con un viaje en ferry hasta Atenas. Los ferrys que cubren este trayecto han incrementado en un 50% el número de pasajeros desde que empezó esta crisis humanitaria. En uno de ellos viaja Meritxell y junto el resto de refugiados empieza un trayecto que tiene como fin llegar hasta la frontera macedonia.
En este viaje, Meritxell conoce la historia de Saber y Hussein, dos jóvenes iraquíes que viajan junto a 24 personas más, todas ellas mujeres y niños. Funcionan como familia, aunque no lo son. Tratan de llegar a Alemania, “no podemos volver a Irak, no podemos vivir allí” cuenta Saber, “no queremos nada, solo queremos vivir pero no nos dejan”. Los dos chicos decidieron acompañarlas en su trayecto hasta Alemania para que se sintieran protegidas.
Desde Atenas, los autobuses llevan a los refugiados hasta la frontera entre Grecia y Macedonia, pero la situación de colapso en esa frontera (Idomeni) obliga a desviar a los autocares hacia una gasolinera de Polikastro situada a 20 kilómetros. Allí esperarán durante días. La frontera está cerrada y solo dejan pasar gente con cuentagotas. La situación se vuelve insostenible. Algunos tratan de hacer el trayecto que les separa de la frontera a pie, pero la Policía se lo impide. “No hay comida, no hay agua, tenemos que quedarnos aquí cuatro días sin nada”, se lamentan, “esto es inadmisible”.
La situación en Colonia
Meritxell viaja hasta Colonia. Esta ciudad alemana fue noticia por las agresiones que se produjeron la pasada Nochevieja en los alrededores de la estación de tren. Los refugiados fueron señalados por ello aunque luego se supo que tan solo tres de los 58 sospechosos lo eran.
Alemania es la meta a la que muchos refugiados aspiran, ya que es uno de los países europeos que más ayudas destina a su integración. A través de José Antonio, un periodista español afincado en Colonia y una voluntaria, Meritxell descubre el ambiente que se vive ahora en la ciudad y las soluciones que se están tomando para acoger a los refugiados.
Una de estas familias, Ibrahim e Indhira, consigue meter una cámara dentro de un centro de refugiados de Colonia y mostrar cómo viven. 21 días ofrece un sobrecogedor retrato de esta crisis humanitaria desde dentro y Meritxell vive junto a voluntarios y familias momentos y emociones difíciles de olvidar.