Adela Úcar se acerca a la comunidad islámica que reside en España mediante la convivencia con varias familias en las que todos o parte de sus integrantes profesan la religión islámica. Con la polémica sobre la prohibición del velo integral en nuestro país, Adela se pregunta cómo será el día a día del musulmán en España.
Durante tres semanas, Adela convivirá con todos ellos para conocer y entender la realidad de los musulmanes en nuestro país. Por primera vez, Adela seguirá los preceptos del Corán y adoptará las costumbres de la cultura islámica: se pondrá el velo, rezará cinco veces al día y seguirá el Ramadán.
La familia Rostom la forman 11 personas y 9 son mujeres. Los padres llegaron a España hace 30 años, y aquí formaron una familia que ha conseguido integrarse a la vida que se lleva en nuestro país sin dejar de profesar su religión. La mayor de las hermanas es Fátima, de 23 años. Está divorciada y tiene una hija de 5 años. Es terapeuta ocupacional y trabaja en una residencia de ancianos, donde es una más. Además, estudia psicología. La sigue Ashma, de 21 años y estudia medicina. No paran un minuto: estudian, trabajan, entran, salen y hablan todas a la vez. Defienden con convicción su religión y el papel de la mujer en el Islam.
Adela estará también con la familia Daoumi. Para Karima y Adil, ambos musulmanes practicantes, casi todas las acciones de su vida están marcadas por el profeta Mahoma, por lo que intentan llevar una vida completamente religiosa. Karima es una joven ama de casa de 27 años, residente en España desde hace tres, que viste de largo durante todo el año y usa el velo islámico. Mientras su marido trabaja, ella es la encargada de educar a sus hijos para que en el futuro sean "buenos musulmanes".
Adil, su esposo, tiene 30 años y sigue estrictamente los consejos del Corán, encontrando en la religión la doctrina que marca su ritmo de vida. Reza cinco veces al día e intenta alejarse de los pecados y las tentaciones. Para él es impensable quedarse a solas en su casa con una mujer que no sea Karima y ningún hombre puede entrar en su casa si él no está presente. Junto a ellos, Adela aprenderá cómo es vivir bajo las conductas que marca el Corán y conocerá de primera mano lo fuerte que es la fe que profesan a su Dios.
Otra de las protagonistas es Haffsa. Se ha criado en España bajo la constante contradicción de cómo ser una buena musulmana llevando un estilo de vida occidental. Usa el velo islámico como símbolo de identidad y, a día de hoy, se siente tan española como marroquí, estudia y trabaja y reconoce que no quiere ser ama de casa en el futuro, sino ser "una mujer independiente sin dejar de lado su religión". Haffsa es hija de Mohammed Benbrahim, imam de Cunit (Tarragona). Hace apenas un año, él, su mujer y su hija fueron denunciados y juzgados por "coaccionar, calumniar y amenazar a una trabajadora social de origen marroquí que se negaba a ponerse el velo". Ellos niegan la acusación, pero lo que empezó como una riña vecinal acabó en los juzgados. El juez ha condenado a un año de cárcel a Mohamed y a una multa de 750 euros a Hafsa por coacciones graves. Según denunció el fiscal, aislaron y acosaron a una trabajadora social por llevar un estilo de vida occidental. Ahora viven pendientes de la resolución del recurso.