La cerveza aumenta la capacidad antioxidante del organismo
Noticias Cuatro / Agencias
28/08/201412:07 h.En un trabajo realizado en la Universidad Complutense de Madrid se analizó, en una muestra de 120 adultos sanos de entre 18 y 50 años, cómo afecta la ingesta moderada de cerveza y la realización de ejercicio físico al estado nutricional y sanitario de los sujetos, prestando especial atención a la protección antioxidante y resistencia a la insulina.
Para ello, se formaron cuatro grupos de estudio donde se distinguió entre sujetos activos y sedentarios, y entre los que eran consumidores habituales y no habituales de cerveza.
De este modo, se observaron diferencias significativas entre los individuos de los distintos grupos, concretamente a nivel plasmático, se observa que los sujetos que consumían cerveza de forma habitual y moderada presentaban niveles superiores de vitamina D (encargada de regular los niveles de calcio y fósforo en sangre) e inferiores de proteína C reactiva (indicador de oxidación asociado a un aumento del riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y otras patologías).
La mayor protección antioxidante encontrada en los consumidores de cerveza se atribuye a la acción antioxidante que procede del lúpulo y de la malta con la que se elabora la cerveza, explican los expertos, ya que algunos compuestos como los polifenoles, los ácidos fenólicos o los flavonoides podrían reducir la oxidación celular propia del organismo.
Asimismo, ha añadido Rosa Ortega, catedrática del Departamento de Nutrición de la Facultad de Farmacia de la UCM y directora de la investigación, aquellos sujetos bebedores habituales de cerveza tuvieron menores concentraciones de insulina en sangre y una mayor sensibilidad a ella, lo que podría deberse a las isohumulonas del lúpulo.
MENOS RIESGO DE DIABETES TIPO 2
"Todo parece indicar que, dentro de un estilo de vida saludable que cuente con una alimentación equilibrada y con la realización de actividad física, una ingesta moderada de cerveza podría ayudar a disminuir los casos de diabetes de tipo 2, ya que también vimos que aquellos sujetos que no consumían cerveza de forma habitual y mantenían un estilo de vida sedentario presentaban mayores niveles de insulina basal", ha explicado.
La ingesta energética fue similar en los cuatro grupos de estudio, pero aquellos que realizaban actividad física mostraban mejores hábitos alimentarios con un mejor índice de calidad nutricional.
Por su parte, la elección de los alimentos no se vio afectada por el consumo de cerveza, ni tampoco la composición corporal de los bebedores moderados de cerveza. Es más, los individuos que consumían cerveza de forma habitual y moderada presentaron una masa corporal más adecuada, con un índice de masa corporal (IMC) menor y una menor circunferencia de cintura.
Del mismo modo, no se encontraron diferencias significativas en el porcentaje de grasa corporal en función del consumo moderado de cerveza. "El aporte calórico de la cerveza es muy inferior al de otras bebidas alcohólicas ya que una caña de 200 mililitros aporta sólo 90 kilocalorías", ha recordado.